Eran dos,
Dos
frutillas donde bifurca el camino.
Una roja de
tan herida, roja de cansada y exhausta.
Otra era de
extravagante fuego, invitándome al incendio.
Eran dos,
rojas de amor cansado,
Cansado y
exhausto.
Una era
edificio de nuez,
La otra
esperaba su andén.
Una era
cántaro inescrutable,
La otra era
ventana de amor permeable.
Eran dos…
Intentando devorarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario