lunes, 31 de enero de 2011

"El eterno resplandor de una mente sin recuerdos"

Camino, siento en mis pies el roce del instante en que miro la calle, pero no miro... me cuesta. Podría decir tantas cosas, de manera abierta y clara como es mi costumbre... ¿costumbre? y que sentido tiene; cayó una roca a mi estanque con miel amarrada en sus fisuras y escurre como sangre directa de la yaga, directa hacia la palabra y lugar exacto. Entonces el agua es bálsamo, corre por la matriz, escurre por las orillas donde me encuentro con la profeta y su profecía, estaba guardada entre sus arrugas, estaba guardada en la piel de aquella frutilla. No puedo decir que es realmente importante, porque esa verdad verdaderamente desconozco, sólo conozco el interior de un Volantín, rojo de amor cansado y rojo de pasión libre, desatada en marejadas interminables arrastradas hacia el cielo.
Hoy las palabras no valen la pena, hoy las palabras se tragan a las circunstancias porque me olvidé de ti con fervor, de ti y del ayer.