Cuanto pensé
que con el mar entero
iba a sanar mis llagas;
Cuanto pensé
que con tantos eclipses
se me olvidaría contemplar
su halo oscuro lleno de luz
umbral de mis avalanchas
esas que avanzan
estrepitosas, intrépidas;
las que no escuchan
ni pronuncian aquella palabra
que yo esperaba.
Cuanto pensé
que me llevaría a mi misma
a los extremos
donde los pañuelos no existen
donde se hacen invisibles
como niebla entre árboles.
Cuanto pensé
la extrañeza de tus días,
el camino de tus horas,
y el sabor de tus segundos;
cuanto me saboreaste,
cuanto te queda,
cuanto haz perdido,
y cuanto no tienes.
Cuantos abrazos podía esbozar
y como se convertían en fantasmas,
en lineas estelares
sobre tus hombros dibujadas
y eternas me alcanzaron.
Cuantos ojos me pesan
igual como mi pecho pesa
hasta arrastrar...
lo imborrable.
1 comentario:
Sólo me queda decir: sólido.
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